Vista amplia de una cordillera montañosa, capturada en una fotografía y tomada desde un punto elevado, que permite apreciar varios planos de montañas.
Su encuadre es horizontal, con el cielo ocupando aproximadamente un tercio superior y la montaña los dos tercios restantes, lo que refuerza la sensación de amplitud.
La luz suave atenúa las sombras y evita contrastes extremos.
El color se inclina hacia tonos naturales: verdes oscuros en los bosques, ocres en las praderas y azules pálidos en el cielo, sin saturación excesiva.
Desde el punto de vista compositivo, las crestas forman líneas diagonales que guían la mirada desde el primer plano hasta el fondo: las montañas más cercanas tienen textura, mientras que las lejanas pierden contraste, generando profundidad.
El encuadre no está centrado en ningún pico en concreto, sino en el ritmo de las formas, lo que crea un equilibrio entre la tierra y el cielo.
Acerca de las cordilleras montañosas
Las cordilleras se originan por la colisión y subducción de placas tectónicas, elevando enormes masas rocosas.
Actúan como barreras climáticas, provocando lluvias en unas vertientes y sequías en otras, y capturan nieves que alimentan ríos y acuíferos.
Su variada altitud genera microclimas y hábitats únicos, desde bosques templados hasta pastizales de altura, favoreciendo una rica biodiversidad. Además, han sido cuna de culturas locales, y actualmente ofrecen espacios para el montañismo y el ecoturismo.
Autor: Wifredo Llimona
Id: F00039