Esta fotografía captura un majestuoso árbol centenario con múltiples ramas que se elevan desde el tronco.
Sus ramas con pocas hojas se extienden hacia el cielo nublado, creando una silueta contra el fondo.
Sus raíces visibles, muestran la robustez y la antigüedad del ejemplar.
El cielo nublado añade textura a la escena.
La fotografía realizada en blanco y negro, intensifica el contraste y elimina distracciones cromáticas para concentrar la atención en las formas, texturas y tonos.
La composición utiliza el árbol como elemento central dominante, aplicando la regla de los tercios al posicionarlo ligeramente descentrado.
El encuadre vertical enfatiza la monumentalidad y altura del sujeto.
El contraste tonal es notable: las ramas oscuras contrastan dramáticamente con el cielo claro, mientras que el juego de luces y sombras en el tronco revela la textura rugosa de la corteza.
Su estilo no remonta a la tradicional fotografía de paisaje natural clásica.
Acerca de los árboles centenarios
Los árboles centenarios son testigos vivientes de la historia, capaces de revelar información sobre el clima y el entorno a través de sus anillos de crecimiento.
Actúan como pequeños ecosistemas al albergar numerosas especies de insectos, aves, líquenes y hongos. Algunos han existido desde antes de la formación de los países modernos y son considerados símbolos culturales o espirituales en muchas tradiciones.
Aunque su longevidad los hace resistentes, no son invulnerables y hoy enfrentan amenazas como el cambio climático y la urbanización. Curiosamente, no siempre los árboles más grandes son los más antiguos, ya que el tamaño no siempre refleja la edad.
Autor: Wifredo Llimona
Id: F00665