La fotografía muestra una superficie de chapas de hierro envejecidas, ensambladas con numerosos remaches que refuerzan su carácter industrial y antiguo.
Las placas, dispuestas de manera irregular y parcialmente superpuestas, sobre una puerta, muestran signos de oxidación y desgaste.
La gama cromática está dominada por tonos cálidos como marrones, rojizos y ocres, que resaltan las texturas rugosas y corroídas del metal.
La iluminación suave y lateral acentúa los relieves y las imperfecciones de la superficie.
Esta imagen funciona como una poderosa expresión visual del deterioro y la resistencia del material.
Sobre las chapas de hierro
Las chapas de hierro montadas en las puertas cumplen una doble función práctica y estética: por un lado, refuerzan la estructura, protegiendo la madera o el material interior de golpes, desgaste y cambios climáticos; por otro, aportan un carácter rústico o industrial gracias a sus remaches visibles, bordes irregulares y acabado oxidado.
Con el tiempo, la pátina que se forma en la superficie crea matices de ocres y marrones que narran la historia de la pieza, mientras que los remaches, alineados o dispuestos de forma irregular, subrayan la artesanía y el valor de la mano de obra tradicional.
Así, más que un simple elemento de sujeción, estas chapas se convierten en protagonistas del diseño, transmitiendo solidez, antigüedad y una belleza áspera que conecta al observador con el paso del tiempo.
Autor: Wifredo Llimona
Id: F00209