La fotografía contiene un conjunto de candados apilados y entrelazados hasta formar una nube compacta de metales corroídos.
La composición está formada por elementos rectangulares y cilíndricos en acero y latón, algunos con restos de pintura.
Las superficies alternan entre el brillo bruñido del metal menos atacado y zonas rugosas y picadas por la corrosión.
Al fondo se extiende un manto de altocúmulos densos y aspecto algodonoso, que aporta un contraste entre la dureza oxidada de los candados y la suavidad del cielo.
La luz crea un claroscuro muy marcado que resalta las texturas del óxido y el metal bruñido.
El uso de un gran angular, cerca del sujeto, enfatiza la montaña de los candados.
Un poco de historia sobre los candados
Los candados nacieron hace milenios como simples mecanismos para asegurar objetos y proteger pertenencias.
Desde las primeras cerraduras de pasadores en madera de las antiguas civilizaciones hasta los cierres metálicos de Roma y las versiones de hierro de la Edad Media, siempre han respondido a la misma necesidad: control de acceso.
La producción masiva llegada con la Revolución Industrial popularizó modelos estandarizados; más tarde, innovaciones como el cilindro de pasadores (siglo XIX) y los materiales resistentes a la corrosión ampliaron su durabilidad.
Hoy conviven desde candados tradicionales de combinación y llave hasta sistemas electrónicos y digitales, pero todos comparten el legado de evolución continua para ofrecer seguridad.
Autor: Wifredo Llimona
Id: F00880
