La imagen presenta una composición abstracta dominada por un fondo oscuro, casi negro, del que emergen los ritmos luminosos.
Predominan los tonos amarillos y verdes, entrelazándose en el centro y ramificándose hacia los bordes, donde se mezclan con destellos y formas.
Es una representación visual de la interacción entre la luz y la sombra, creando una sensación casi orgánica, como venas o raíces luminosas.
Esta obra se inscribe claramente en el arte abstracto, utilizando la luz y el color como elementos primarios para evocar sensaciones y formas en lugar de representar objetos reconocibles.
El estilo arte fractal, caracterizado por líneas luminosas que tienen un efecto de «halo» o «resplandor» y que se ramifican de manera orgánica y repetitiva, sugiriendo patrones complejos y autosimilares.
La composición es dinámica y centralizada, con el foco principal de las líneas luminosas, concentrándose en el centro de la imagen y expandiéndose hacia afuera.
El contraste entre el negro profundo del fondo y la intensidad de los colores luminosos es fundamental para su impacto visual, creando una profundidad y una energía eléctrica.
La textura visual de los ritmos luminosos es suave y difusa en los bordes, mientras que las líneas centrales son más nítidas y definidas, guiando la mirada a través de la red de luces.
El arte factral y los ritmos luminosos
Tiene su origen en las matemáticas, popularizado por Benoît Mandelbrot en la década de 1970 al acuñar el término «fractal» para describir formas geométricas cuya estructura básica se repite a diferentes escalas, revelando una complejidad infinita al hacer zoom.
Este movimiento artístico, que floreció con el avance de la computación en los años 80, se basa en la generación algorítmica de imágenes a partir de fórmulas matemáticas, creando obras de una estética abstracta y a menudo orgánica que evocan patrones naturales, estructuras biológicas o paisajes etéreos.
Autor: Wifredo Llimona
Id: F00738